Sin ser un ecologista me opongo al proyecto por tres razones fundamentales, uno por el deficiente marco medioambiental en el que se enmarcan este tipo de proyectos, dos porque no conozco algún pronunciamiento que defina la matriz energética de Chile por lo menos a 20 años, y tres por las escazas alternativas de desarrollo que se vislumbran para las regiones Chile, lo que relega al desarrollo regional a un segundo plano. Estas son razones para que se haya aprobado un proyecto bajo un sustrato muy débil.
Afirmo, sin estar en contra de las energía hidroelectrica, que para el caso particular de Aysén esta opción no es la mejor alternativa, ya que existen evidencias como el caso neozelandés donde a partir del turismo sustentable se han hecho grandes aportes para la economía nacional. Por lo que si se reconociera el valor de pristinidad de la Patagonia, podría convertirse esto en una oportunidad para posicionar a la Patagonia Chilena como una marca internacional, lo que significaría buenos réditos a futuro.
Por esto, dejemos de lado el centralismo y que las mineras junto con Santiago busquen las necesarias alternativas -inclusive a partir de la hidráulica- pero sin hipotecar el potencial de desarrollo de las regiones,ya que al fin de cuentas son estas las que pagan los costos de Santiago.Y no me digan que si habrá desarrollo para Aysén porque no creo en el chorreo ni menos que nos quedaremos a oscuras al corto plazo.
Para finalizar lo que pasó hoy fue un retroceso en materia de la participación efectiva (toma de deciciones) y empoderamiento que la sociedad civil debe tener con este tipo de proyectos y una reafirmación de que la toma de deciciones porivienen del poder central.
